En Kojok, cuando lo policía capturaba por fin al asesino, siempre le espetaban: “You dirty, punk” (Eres escoria). En la calvinista escuela yanqui, los maestros les decían lo mismo o los chavales llamados a escurrirse por las rajas del sistema educativo. Uno de ellos, Legs McNeil, sacó un fanzine en Nueva York, en diciembre del 75, para dar carta de naturaleza o una música nueva, que rompía por su descaro, a la que estaban llamando Street Rock. McNeil se acordó del profe y le puso a su fanzine: Punk.
El grito liberador, «No hay futuro», resuena con toda su fuerza veinte años después, en un contexto de expectativas aún más bloqueadas. El punk no fue un estilo musical sino un furioso escepticismo cargado de negatividad: «Vuestros dioses han muerto, basta de aburrimiento y de normas. iViva el caos!»
Aquel 1975, ponías la radio en Inglaterra y oías a un enteradillo cacareando que si las cosas seguían así, habría i800.000 parados! en 1979, mientras un tipo replicaba que si tal cosa llegaba o pasar sería la anarquía en las calles. En realidad, el desempleo en un Estado de Bienestar era un nuevo tipo de ocio, que aumentaba al ritmo que las nuevas máquinas volvían lo economía soberproducción. Cuando se hunda la URSS, Carlos Solchaga lo definirá a la española: «los parados son unos vagos que no quieren trabajar». La escoria se va a enterar.
«Estamos bastante/ bastante desocupados / estamos bastante / bastante desocupados/ Y NO NOS IMPORTA». Sex Pistols
El norteamericano Greil Marcus asistió al último concierto que dieron los Sex Pistols, en San Francisco el 14 de enero de 1978, escribió:
(…) Tocaron durante una hora, cuatro días después el grupo se separaba. Es posible que su única alternativa ante el futuro que el mundo del rock’n’roll les reservaba -un futuro desprovisto de imaginación, un futuro constituido por los recompensas y castigos que ellos se habían propuesto rechazar- fuese abandonar el escenario. Eso o un accidente de aviación.
(…) Justo antes de que el grupo abandonara el escenario -tras recoger cuidadosamente cualquier objeto de valor (al final había cuatro paraguas)-, Rotten introdujo un cambio en su música. Era la famosa frase de «Anarchy in the U.K.»: «No sé lo que quiero/Pero sé cómo conseguirlo».
Aquella noche la partícula negativa había desaparecido. Sabía lo que quería, gritaba Rotten, y lo decía en serio. No sabíamos qué era pero, fuese lo que fuese, los que estábamos allí no se lo podíamos dar, y eso también lo sabía. Por eso, pocos minutos después, se fue, y nunca más veremos algo o a alguien como él.