Entrevista a Pepe Ribas, promotor de ‘Ajoblanco’
La revista que fue faro de la contestación para varias generaciones entre 1974 y 1999 vuelve con nuevos formatos, nuevas ideas y la misma pasión por la cultura. En 1999 apareció el último número, el 125. En el 2004 sacó un número especial recopilatario . Y en el 2007 Pepe Ribas publicó ‘Los 70 a destajo’ ( RBA), crónica de la contracultura. El sábado 17 abre el Espacio Ajoblanco, con una exposición de su etapa histórica.
Pepe Ribas acaba de ordenar el archivo de la revista Ajoblanco para que estudiosos de universidades de medio mundo –hay peticiones de Princeton- puedan consultarlo. Pero Ajoblanco es, de naturaleza, incompatible con el museo y el archivo. Pepe Ribas ha decidido volver, versión 2017. Tras recibir durante años constantes peticiones para que resucitara la publicación, comenzó un proceso de reuniones de diez a doce personas para sondear, de forma participativa, qué hacer y cómo hacerlo.
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Por fin una exposición del underground y de la contracultura de los años 70 en Catalunya. Fueron unos años de creatividad desbordante, sin cánones impuestos, vividos al margen de prebendas, partidos e instituciones. Las incoherencias del régimen franquista en su decadencia, la persecución centrada en los partidos políticos marxistas e independentistas, y la distancia geográfica que nos alejaba del centro neurálgico del poder, posibilitaron unas grietas por las que se coló una parte de la juventud inquieta y conectada con las corrientes contraculturales que llegaban de fuera.
Jaime Rosal era un tipo raro. Traducía a los franceses de la Ilustración (una gauche divine más bien olvidada), decía lo que pensaba y fumaba en pipa con delectación.
El Palau Robert prepara una exposición que reivindica la contracultura de los setenta.