Entrevista a Juan Goytisolo por Jordi Esteva.
Ajoblanco nº41, 04.1992
Recomendamos esta entrevista de Jordi Esteva, buen amigo de Juan Goytisolo, para recordar la importancia de este extraordinario escritor que nos lega una obra imperecedera.
Ajeno a los cenáculos literarios y a los talkshows televisivos, desde sus refugios de París o Marrakech, Juan Goytisolo se ha convertido en un punto imprescindible de referencia. En este año de fastuos cinco veces centenarios, Goytisolo nos recuerda que precisamente entonces se inició el período de vacaciones históricas que destruyó el humanismo y la inteligencia de España. Él es el exiliado que no piensa en el regreso porque el cambio le pilló cuando su exilio era ya interior.
Además en el especial podréis releer el debate: Vacío de valores. Crisis de Occidente, en el que participaron además de Juan Goytisolo, otro gran pensador, también fallecido, Eugenio Trias.
Debate Vacio de Valores. Crisis de Occidente.
Ajoblanco nº 46, 09.1992
Con José Jimenez, director de la revista Creación y catedrático de Estética de la Universidad Autónoma de Madrid; Eugenio Trías, filósofo,escritor y catedrático de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona; Juan Goytisolo, escritor y pensador; Rafael Argullol, pensador, escritor y catedrático de la Universidad Central de Barcelona, Roberto Blatt, pensador y escritor uruguayo y José Ribas, director de Ajoblanco y escritor, que fue el moderador.
Por fin una exposición del underground y de la contracultura de los años 70 en Catalunya. Fueron unos años de creatividad desbordante, sin cánones impuestos, vividos al margen de prebendas, partidos e instituciones. Las incoherencias del régimen franquista en su decadencia, la persecución centrada en los partidos políticos marxistas e independentistas, y la distancia geográfica que nos alejaba del centro neurálgico del poder, posibilitaron unas grietas por las que se coló una parte de la juventud inquieta y conectada con las corrientes contraculturales que llegaban de fuera.
Jaime Rosal era un tipo raro. Traducía a los franceses de la Ilustración (una gauche divine más bien olvidada), decía lo que pensaba y fumaba en pipa con delectación.
El Palau Robert prepara una exposición que reivindica la contracultura de los setenta.