Nació junto a la Ría y acaba de llegar de la frontera. Tiene tanta capacidad para realizar sus empeños como el diablo y la mirada afilada de un jesuita de Deusto. Álex de la Iglesia aflora perversiones con el poder de su imaginación. Inteligente, gordo e implacable, conjura las artes del vicio más fantástico del siglo XX: el cine.
De esta manera comienza la entrevista a Álex de la Iglesia en Ajoblanco en el número 94 del mes de marzo de 1997. A punto de estrenar "Perdita Durango", la entrevista no tiene desperdicio. Pasen y lean. Cine comprometido en estado puro.
Texto: José Ribas
Fotos: Chema Conesa
Por fin una exposición del underground y de la contracultura de los años 70 en Catalunya. Fueron unos años de creatividad desbordante, sin cánones impuestos, vividos al margen de prebendas, partidos e instituciones. Las incoherencias del régimen franquista en su decadencia, la persecución centrada en los partidos políticos marxistas e independentistas, y la distancia geográfica que nos alejaba del centro neurálgico del poder, posibilitaron unas grietas por las que se coló una parte de la juventud inquieta y conectada con las corrientes contraculturales que llegaban de fuera.
Jaime Rosal era un tipo raro. Traducía a los franceses de la Ilustración (una gauche divine más bien olvidada), decía lo que pensaba y fumaba en pipa con delectación.
El Palau Robert prepara una exposición que reivindica la contracultura de los setenta.